jueves, setiembre 03, 2009

El tiro por la culata
Publicado por Recibimos y publicamos
Miércoles 02 de Septiembre de 2009 00:00
Era un lindo domingo de sol, bien claro y con un poco de calor. Como tantos otros bolsos, Pablo fue al Parque Central – que quedó colmado. Él llegó tarde (vaya ironía) y no había más entradas de socios, así que pagó 100 pesos por una Atilio y quedó esperando el inicio del partido.

Entra a la cancha el árbitro Líber Prudente, el tiempo pasa y entra el rival de aquella ocasión: Villa Española. Mientras todos aguardaban la entrada del Bolso para darle el recibimiento, el árbitro agarra la pelota y empieza a marcharse. Nadie entendió.

Nadie entendía, pero en este momento sale a la cancha Nacional. Y la hinchada tricolor, claro, lo recibió con fiesta. Mientras los equipos seguían calentándose, el árbitro no volvió. La hinchada comienza a cantar: “se quema todo la p... que lo parió”.

De golpe, la voz del altoparlante anuncia: “Se suspendió el partido, pero Nacional no pierde los puntos”. Fue el momento en lo que parte de la hinchada empezó a retirarse, mientras otros seguían cantando insultos al árbitro.

Pablo y sus amigos entonces se fueron a la entrada de los palcos – donde había mucha gente. En seguida, vieron algunas corridas; llega la policía, que es recibida con piedras. “No fue la barra, fue la gente que salía de la Delgado”, comenta. Fue en este momento que él sintió que era mejor volver a su casa.

La hinchada tricolor explotó de bronca, el talud ardió. Algunos realizaron una manifestación pacífica el día siguiente; el Tribunal de Penas dio la victoria a Villa Española por 2 a 0; y al cabo de unos días el Parque Central quedaba suspendido por cinco encuentros por las agresiones a los periodistas – y la prensa, obviamente, daba palos a Nacional.

En esta fecha nefasta empezaba un proceso que tornó más fuerte el club. Por un lado, la suspensión de su linda casa debería ser un duro golpe en el orgullo tricolor; pero los dirigentes respondieron con obras, curando esta herida y dejando al hincha más orgulloso de su casa.

Además, los dirigentes actuaron en los debidos tribunales, presentando los recursos necesarios. Hay que destacar que, al contrario de lo que dice la prensa, en ningun momento Nacional luchó por los tres puntos en los tribunales y sí por poder disputarlos. Demoró más de 90 días, pero prevaleció la justicia.

La hinchada, ante una agresión externa, se tornó más unida, más orgullosa de ser tricolor. Compró diplomas para contribuir con las obras del Parque Central. Es cierto que algunos se irritaron con la demora, quisieron defender al club con sus propias manos y se pasaron un poco en Jardines. Pero también es verdad que otros fueron a pintar la tribuna Abdón Porte (“la formativa de dirigentes”, dijo el presidente Alarcón). Y sigue creciendo el número de socios.

Entre las provocaciones en contra de Nacional, una de las mayores fue anunciar exactamente a Líber Prudente como árbitro del partido Nacional vs Peñarol – pero, por prudencia, lo cambiaron. Al fin y al cabo ganamos el famoso “clásico del jugador fantasma” - y cuando ellos entregaron el partido contra Danubio, ganamos también la final contra los franjeados (de atrás y con diez) mientras el presidente brillaba en su partido con los periodistas.

Y lo mejor vino después. Fuimos semifinalistas de Libertadores tras 21 años; y cuando caímos eliminados, descargamos todo contra Defensor, ganando la exótica serie de finales con 3 triunfos y 2 empates.

Todo lo sucedido en este periodo no hizo más que agrandar al club. Lo que empezó con un duro golpe basado en una decisión imprudente terminó siendo un proceso que es parte integrante del crecimiento tricolor. Cuanto más daño nos quisieron hacer, más socios sumamos en Uruguay y en el exterior. Cuanto más ataques, más obras. Cuanto más ellos se rebajaron para agredirnos, más lucía la nobleza tricolor y los valores que llamamos CULTURA NACIONAL.

Por este motivo, al recordar esta efeméride (¿o será que fue efe-merde?), propongo que el día 31 de agosto sea el Día de la Cultura Nacional y que recordemos siempre que en esta fecha, ante una adversidad increíble nacida de una injusticia idem, Nacional mostró su estirpe y su grandeza.


Manoel Castanho
(Periodista)

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