PARA VER MAS GRANDE AL BOLSO ¡¡¡¡ el Decano del Uruguay ...
viernes, junio 26, 2009
jueves, junio 25, 2009
ESPECTACULAR RECIBIMIENTO VS PALMEIRAS 17-06-09
SOLO VI UNA COSA SUPERIOR EN UNA CANCHA DE FUTBOL !!! EL RECIBIMIENTO EN LA FINAL DEL 80 CONTRA INTER EN EL ESTADIO ...
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS...
Hay que empesar a organizar lo que va a ser una mejor fiesta de recibimiento, autosuperandonos de lo qe fue contra Palmeiras. La idea sería llevar, ademas de papel picado, y rollos y bengalas agregarle un toqe colorido con globos azules, blancos y rojos, ademas dle humo qe se supone cubrira todas las tribunas. Este mensaje es para ir teniendo en cuenta lo qe va a ser eso y también estaría buneo llevar algun doce tiros, para qe sea ademas de colorido, ruidoso.
Aguante el BOLSO.
Aguante el BOLSO.
lunes, junio 22, 2009
sábado, junio 20, 2009
Con autoridad y grandeza
Escrito por El Observador
Jueves 18 de Junio de 2009 00:00
Cuando anoche llegué a la redacción de El Observador -apenas consagrada la clasificación de tricolor- y comenté que Nacional había realizado un gran partido, me llovieron las críticas. Me tildaron de exagerado. Aunque seguía convencido de que en el Estadio Centenario había asistido a uno de los planteamientos más inteligentes realizados por un equipo uruguayo en los últimos tiempos, igual dejé margen para la duda y me pregunté si realmente el equipo dirigido por Gerardo Pelusso era merecedor de tantos elogios. En una de esas le había errado al clavo, aunque nadie me iba a borrar de la retina la expresión de los futbolistas albos, de jugar con dientes apretados, trancando como nunca y aferrados al gol que lograron de visitante y que los colocaba en las semifinales de la Libertadores.
Al interrogarme sobre la actuación de Nacional, inmediatamente concluí: la actuación es exitosa dependiendo del cristal con el que se mire. Si el espectador fue al Estadio para ver show, fútbol bonito, magia y talento individual y colectivo se había equivocado de espectáculo. Tenía que ir a ver al River de Carrasco, capaz de ganar por cinco goles o perder por cinco. La Copa Santander Libertadores es otra cosa. Es un juego de estrategia, muy parecido a las Eliminatorias, en donde poco importa el fútbol vistoso y mucho se valora la efectividad para defender y cuidar cada ventaja que pueda surgir en el campo.
Por tanto, por los antecedentes de los equipos uruguayos en los torneos internacionales, el empate 0-0 ante Palmeiras fue como un triunfo magnífico para Nacional, porque lo que lograron los albos ayer lo consiguieron con inteligencia, autoridad y supieron desplegar en el campo toda su grandeza a partir de rendimiento individuales que sostuvieron toda la estructura (Matías Rodríguez, Coates, OJ Morales, Arismendi). Así es como se juega la Copa y nada menos que ante equipos brasileños, que reiteradamente dejaron a los uruguayos fuera de competencia.
Por un momento me sentí como en la noche de 12 de octubre de 1988 cuando Nacional le ganó a Newell’s y clasificó a las semifinales. Es cierto que aquella vez el equipo de Fleitas tuvo más caudal de fútbol que anoche, pero tuvo tanta fortaleza anímica ayer como hace 21 años para resistir e imponer la clasificación tricolor.
Y ahora que soplan vientos exitistas y todos olvidan los duros cuestionamientos a los que fue sometido Gerardo Pelusso hace exactamente un año, cuando incluso se montó una campaña mediática para desestablizar el proceso del entrenador albo, es momento de ponerse de pie y aplaudir la gestión del presidente Ricardo Alarcón que bancó el temporal y confío en el hombre que creía podía llevar a Nacional a buen destino. Quizás no pase de semifinales, o quizás gane la Libertadores y el Uruguayo, pero sin dudas el equipo tricolor quebró una larga racha adversa y eso no se lo quitará nadie a Pelusso ni a Alarcón.
Luis Eduardo Inzaurralde
Escrito por El Observador
Jueves 18 de Junio de 2009 00:00
Cuando anoche llegué a la redacción de El Observador -apenas consagrada la clasificación de tricolor- y comenté que Nacional había realizado un gran partido, me llovieron las críticas. Me tildaron de exagerado. Aunque seguía convencido de que en el Estadio Centenario había asistido a uno de los planteamientos más inteligentes realizados por un equipo uruguayo en los últimos tiempos, igual dejé margen para la duda y me pregunté si realmente el equipo dirigido por Gerardo Pelusso era merecedor de tantos elogios. En una de esas le había errado al clavo, aunque nadie me iba a borrar de la retina la expresión de los futbolistas albos, de jugar con dientes apretados, trancando como nunca y aferrados al gol que lograron de visitante y que los colocaba en las semifinales de la Libertadores.
Al interrogarme sobre la actuación de Nacional, inmediatamente concluí: la actuación es exitosa dependiendo del cristal con el que se mire. Si el espectador fue al Estadio para ver show, fútbol bonito, magia y talento individual y colectivo se había equivocado de espectáculo. Tenía que ir a ver al River de Carrasco, capaz de ganar por cinco goles o perder por cinco. La Copa Santander Libertadores es otra cosa. Es un juego de estrategia, muy parecido a las Eliminatorias, en donde poco importa el fútbol vistoso y mucho se valora la efectividad para defender y cuidar cada ventaja que pueda surgir en el campo.
Por tanto, por los antecedentes de los equipos uruguayos en los torneos internacionales, el empate 0-0 ante Palmeiras fue como un triunfo magnífico para Nacional, porque lo que lograron los albos ayer lo consiguieron con inteligencia, autoridad y supieron desplegar en el campo toda su grandeza a partir de rendimiento individuales que sostuvieron toda la estructura (Matías Rodríguez, Coates, OJ Morales, Arismendi). Así es como se juega la Copa y nada menos que ante equipos brasileños, que reiteradamente dejaron a los uruguayos fuera de competencia.
Por un momento me sentí como en la noche de 12 de octubre de 1988 cuando Nacional le ganó a Newell’s y clasificó a las semifinales. Es cierto que aquella vez el equipo de Fleitas tuvo más caudal de fútbol que anoche, pero tuvo tanta fortaleza anímica ayer como hace 21 años para resistir e imponer la clasificación tricolor.
Y ahora que soplan vientos exitistas y todos olvidan los duros cuestionamientos a los que fue sometido Gerardo Pelusso hace exactamente un año, cuando incluso se montó una campaña mediática para desestablizar el proceso del entrenador albo, es momento de ponerse de pie y aplaudir la gestión del presidente Ricardo Alarcón que bancó el temporal y confío en el hombre que creía podía llevar a Nacional a buen destino. Quizás no pase de semifinales, o quizás gane la Libertadores y el Uruguayo, pero sin dudas el equipo tricolor quebró una larga racha adversa y eso no se lo quitará nadie a Pelusso ni a Alarcón.
Luis Eduardo Inzaurralde
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