viernes, agosto 01, 2008

FUERA PEÑAROL DEL URUGUAY ¡¡¡


Para empezar quiero aclarar, nobleza obliga, que quien escribe fue manya hasta los once años, tal vez alguno más, pero ya hemos pagado por ello y ya, lo mejor, nos hemos arrepentido. El motivo de la presente, señor director, es ni mas ni menos, que la enumeración de ejemplos y/o motivos por los cuales según, claro está, nuestro criterio, que considera el Club Atlético Peñarol nocivo para los intereses de este país a la vez que obstáculo para el desarrollo del futuro del mismo y por ende de todos sus habitantes como por ejemplo usted y yo señor director. No escribimos desde el odio ni desde el rencor, sino, sí, sí, ¿sabe una cosa? Sí, escribimos desde el odio, desde el rencor, y con sed de venganza y de destrucción, porque eso es lo que nos inspira este club que tanto mal le ha hecho a esta patria, y a su cultura, y a sus costumbres. Y cuidado que si hay algún mal pensado puede si prefiere en lugar de Peñarol leer Nacional, que a nosotros tanto no da, y más le digo señor mal pensado puede leer Peñarol y Nacional si usted lo desea. Pero Peñarol es Peñarol, es símbolo, es signo y eso es lo que nos mata y por eso lo atacamos. Peñarol es símbolo del Uruguay que no queremos, del país venido a menos otrora campeón, del acomodo, de la joda (dicho esto con todo respeto señor director) , del garroneo, de la ventajita, del piñe cortito en la nuca, del raspón en los tobillos y por que no, señor director, del tiquiñazo en la oreja. Ha crecido a imagen y semejanza del país que lo engendró, el mismo que ahora debe darle muerte a la bestia, a su bestia. Peñarol ha sido la voz oficial del siglo XX uruguayo, en su forma y en su contenido, ha sido no sólo el caballo del comisario, como reza el lunfardo, si no que también ha sido el mismísimo comisario. ¿De qué otra manera sino se puede explicar ese famoso quinquenio, último logro del club cuya vida aquí pretendemos terminar? Sólo en alguna republiqueta bananera se podría dar semejante aberración disfrazada de gesta deportiva. Cinco años de dictadura futbolera viciados de atropellos e ilegalidades al margen de toda leal competencia. Penales inventados en partidos decisivos, goles en orsay, goles fuera del tiempo reglamentario descuentos incluidos, reglamentos creados en el momento en que se disputaban los torneos y acomodos según los resultados a la vista, finales que debieron ser jugadas en cancha neutral disputadas en el estadio centenario (cancha en la que Peñarol juega todos los fines de semana como local y como visitante salvo muy raras excepciones desde hace varias décadas), (A propósito: ¿Qué club que se jacte de ser grande puede carecer de estadio propio? ¿Cómo se explica que en cien años de gloria no se haya recaudado lo suficiente para construir uno? ¿Porqué hay clubes que no pueden empezar un campeonato por carecer de estadio? Seguramente las respuestas estarán en los estatutos del fútbol asociado, institución de la que Peñarol es parte fundamental). Nada de depende. El quinquenio ha sido obra y gracia del segundo gobierno de Julio María Sanguinetti, socio del club, el mismo club que alberga en sus arcas directivas tanto a un alto dirigente sindical como a un contador mafioso devenido en emperador que traspasará en breve el poder a sus hijos y así sucesivamente. Cualquier hijo de vecino lo sabe, cualquier idiota se da cuenta, tanto como usted, señor director. Peñarol es una logia con personería jurídica. Su victoria ha sido política y aquí nos detendremos. Todo pueblo en base a sus costumbres va moldeando su cultura con el paso de los años, pero esto también es producto de sus decisiones tomadas, a su vez como corolario de intensos conflictos entre diferentes sectores así como sus diversas alianzas estratégicas. El fútbol en este país ha hecho cultura, y ha hecho política. Y triceversa. Por esto es que pedimos al gobierno tomar cartas en el asunto. Por supuesto que no buscamos que se salga a matar a todo el manyaje que ande suelto, eso sería mas bien un suicidio; el hombre de pie no tiene culpa en estos casos, solo es, como nosotros, una inocente víctima que se ha dejado engañar, generación tras generación, por las mieles de vaya a saber uno qué mediática ilusión. Sí, exigimos desde estas líneas que el Uruguay rompa relaciones diplomáticas con Peñarol y lo declare persona no grata. Exigimos también que las nuevas generaciones no lo conozcan mas bien que lo conozcan como cosa no querida, como ejemplo de lo malo. Las maestras deben hablarles mal de peñarol y aquel que ostente la posibilidad de querer ser hincha debe tener notas bajas y hasta repetir el año si es necesario, hablar con sus padres y hacerles entender lo importante que es para el país como para él, escribir en una hoja cien veces “NO DEBO SER DE PEÑAROL”. En el caso de que el niño insista, al INAU derecho viejo. Sin otro particular, Lo saluda a usted atentamente. ¡Por un Uruguay libre de peñarol!!.

REVISTA UNHUEVO

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